La entonación que le imprimamos a la canción de nuestra vida tendrá rasgos característicos de lo que hayamos proyectado durante los instantes de mayor plenitud, y la magia de esos momentos será multiplicada con esa melodía en el tiempo preciso...
Si no la hemos soñado todavía, comencemos por imaginarla hoy, porque ahora es el momento de crear nuestra canción, que también será interpretada por la naturaleza de las cosas, para beneficio de nuestro propio crecimiento interior.
Escribamos cuidadosamente la letra y depositemos en ella nuestros mejores deseos de amor. Depurémosla de toda disonancia e imperfección, siendo correctos en la composición de la música, que además deberá ser armoniosa y concordante con nuestros más puros y nobles sentimientos.
Esta canción, tan nuestra, tan personal, nos conducirá mañana a la felicidad auténtica, esa que nuestra alma desea con tanto fervor, para que podamos caminar amorosamente por esta existencia con alas de libertad y dicha, en perfecta comunión con el espíritu mismo de nuestro Padre Creador...
Edgardo R. Silva